Vencedor absoluto

   


Correr es una manera de alejarse, pero también un anhelo por llegar. Un buen corredor necesita esa doble motivación. Yo la tenía. Quería dejar atrás mi papel de perdedor y necesitaba ganar la San Silvestre para demostrarle a ella lo mucho que me importaba. Tomar la salida fue decidir abandonar la autocompasión con el afán de alcanzar la gloria a su lado. Conforme aceleraba me aligeraba de lastre. Me despojé del dorsal, luego de la camiseta, del pantalón, hasta de las zapatillas. Cuando ya no me quedaba nada encima empecé a desprenderme de partes de mí mismo, sin importarme que fueran pisoteadas por la multitud de corredores que iba dejando atrás. Rebasé la meta como vencedor absoluto con lo único que me quedaba y aunque fui descalificado por no ser más que un corazón desnudo, me sentí triunfador al conseguir que ella, conmovida, compartiera la emoción de su latido.


Relato distinguido con una mención en el VIII Concurso de Microrrelatos "San Silvestre Salmantina".

Imagen pixabay


 

1 comentario:

Margarita del Brezo dijo...

Me encantó cuando lo leí en su día y me ha encantado hoy. Algo más que una mención le doy yo.