Humedades


En muchas paradas podía verse el mismo anuncio. Se promocionaba una línea de ropa interior masculina utilizando la imagen de un modelo que, encuadrado de cuello a rodillas, lucía las prendas con apolínea prestancia. La marquesina de nuestro barrio no se libró de esa campaña ni de las críticas de ciertas damas asiduas a la parroquia. Alguna incluso tuvo que acudir al confesionario a declararse culpable por sucumbir a pensamientos impuros, haciendo que el cura, al impartir la absolución, mirara las humedades del techo y diera gracias a Dios por haberle dado ese cuerpo generoso que iba a ayudarle a pagar el tejado de la iglesia.


Microrrelato finalista de marzo 2021 en el concurso de la Microbiblioteca de Barberá del Vallés.

Foto: Istockphoto.com

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