Resistencia

 


A la vieja estación hace mucho que dejaron de llegar trenes de regreso. En el andén de las despedidas, la abuela fue abrazando uno a uno a los hijos paridos para verlos marchar en busca del futuro que se les escapó muy lejos. Cuando las casas del pueblo se hicieron ruina de adobe y piedra, el silencio de los muertos se adueñó de los campos que ya nadie iba a sembrar. En la soledad de su resistencia, la abuela siguió estoica, con sus raíces hundidas en el árido suelo, digna como el roble que se yergue en la plaza empedrada y en cuyas ramas los pájaros imitan la algarabía de los chiquillos que ya no juegan allí. No hubo día en todos estos años que no soñara con el regreso de los suyos, con el retorno de la vida a aquel territorio vacío. Y hoy por fin, siguiendo el cordón indestructible que nos conecta al origen, todos han querido estar de nuevo con ella, para acompañarla por el camino de los cipreses hasta el trozo de la tierra amada que, cumpliendo su último deseo, le dará el abrazo de la eternidad. 


Relato finalista en el IX Concurso de Microrrelatos "El Roblón"

1 comentario:

Margarita del Brezo dijo...

Una preciosidad la primera vez que lo leí y esta. No tiene desperdicio.