Velada

    Al acabar la agradable cena en casa de nuestros anfitriones, dedicamos la velada a hablar del más allá y de espíritus que regresan con afán de venganza. A la hora de despedirnos, ya de madrugada, ofrecimos al doctor, que había dado noche libre a su cochero, conducirle en nuestra berlina hasta su casa, pero declinó la invitación. Prefería caminar y su palacete quedaba a tiro de piedra atajando cementerio a través.

    Nunca llegó. Fue encontrado muerto, entre tumbas, a la mañana siguiente. Tenía el rostro desencajado y la capa enganchada tras de sí en la reja del panteón en el que su esposa, muerta en extrañas circunstancias, por fin podría descansar en paz.


Foto Pixabay

No hay comentarios: