Constelaciones

    Me quedé dormido contemplando la bóveda celeste y en mi sueño apareció ella, tan deseada como imposible, invitándome a pasear en cuerpo astral por todas las constelaciones. Despojados de materia aunque no de deseo, ascendimos ligeros hasta la Osa Mayor y desde allí alcanzamos las nebulosas de Orión. Nos besamos en Andrómeda y ya en Casiopea sentimos que formábamos parte de un infinito capaz de desplegar toda la belleza de un orgasmo. Cegado por tanta luz medida en años, no vi el agujero negro por el que me precipité y caí en un vertiginoso descenso que parecía no tener fin. Desperté sobresaltado en la realidad de una butaca reclinada que debía abandonar sin perder más tiempo.  Me esperaban el cubo y la mopa para seguir fregando, como cada noche, el suelo pisoteado del planetario. 


Publicado en estanochetecuento.com
Imagen de benzoix en Freepik

No hay comentarios: