Terminó
de rasurarse y comprobó que todo el cuarto de baño quedaba en perfecto orden:
La tapa del inodoro bajada. El bote del gel cerrado y el lavabo sin restos de jabón ni pelos. Todo a gusto de ella. Había leído una curiosa teoría que afirma que cuando nuestra vida llega al
final empezamos a vivirla de nuevo, pero en sentido inverso y que tenemos la opción de dejar rectificados para entonces
los errores que al derecho ya no tienen remedio. Después se marchó al centro de
salud para ponerse la vacuna contra la gripe que acababa de pasar.
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