Se llevará
en su equipaje unas cuantas palabras acabadas de aprender y dejará otras muchas
que daban sentido a su vida: “Familia”, “novia”, “amigos”, “ilusión”,
“esperanza” … Al cerrar la maleta, antes
de abandonar la que siempre había sido su habitación, en la estantería donde
quedan olvidados los libros de la facultad, la fotografía del abuelo le
sonreirá amargamente sobre el fondo de aquella Alemania en blanco y negro a la
que entregó tantos años de trabajo para regalar a sus hijos un futuro mejor.
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