Subido al barco que le aleja a su pesar del último sueño
que le queda, teme que un golpe de mar le borre la tinta azul de aquella carta
escrita desde muy lejos en la que un niño le habla de nostalgia y esperanza.
Será probablemente el mismo embate que le arranque definitivamente el nombre y
la memoria para convertirlo, simplemente, en un refugiado anónimo perdido para
siempre en las entrañas de un mar sin horizonte.
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