Viejo roble


     Engendrar un hijo y plantar un árbol en aquel paisaje yermo fue su apuesta de futuro para esos tiempo difíciles de la posguerra. Al cabo de los años, ya desaparecidos, cuando el mundo mejor por el que habían luchado se hundió en la ciénaga de la ambición, un anciano mira al horizonte con ojos vacíos de esperanza bajo el árbol octogenario que lleva su nombre y que desde ese día va a ser conocido como el viejo roble del ahorcado. 

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