Nostalgia del mar

Él añoraba navegar y un sueño azul encontró en los ojos de ella. Le propuso surcar juntos océanos de futuro en un barco inventado que para ella nunca llegó a ser más que un modesto piso de cuarenta metros cuadrados sin ascensor. Quizás se creyó la promesa de un horizonte infinito, pero acabó atrapada en un gris paisaje de tejados y azoteas donde tendía sábanas que él tomaba por velas al viento. Sus realidades paralelas resultaron tan irreconciliables que ella decidió abandonar aquel viaje sin rumbo y él, perdida la rosa de los vientos que ella llevaba en el pelo, se convirtió en náufrago de las dos lágrimas que le dejó por despedida. Hoy, en esa isla desierta que es el mundo sin ella, hay un corazón solitario que late en medio de un océano que añora el azul que ella guardaba en los ojos. 

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