Taxi

  
          El cliente entró en el taxi con el teléfono puesto en la oreja.

          - Amanda, cariño. Estoy cogiendo un taxi. Llego en diez minutos.

        El taxista pensó en su mujer. También se llamaba Amanda. Y también pensó en ella cuando aquel desconocido le indicó el destino de la carrera, el propio domicilio del taxista.


Foto: Ryan Weidman

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