Tenemos un problema. La sombra de
nuestra hija ha decidido independizarse de ella y ahora anda por ahí, a su
libre albedrío, sin atenerse a normas ni a los sometimientos propios de su
condición y de su edad. La niña está muy triste. No sólo se siente sola sino
también rara y diferente y la echa mucho de menos. A nosotros además nos
preocupa que tal insumisión sea un mal ejemplo para ella, por eso andamos como
locos por esas calles mojadas de otoño, buscando a la sombra huida para
recordarle que ella no puede andar por ahí a su aire, que debe respetar el
orden de las cosas y sobre todo, para que, aunque sigamos siendo infelices cada
cual a su manera, volvamos a ser una familia unida.
(Foto de Tom Waterhouse)
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