La escena del crimen

La escena del crimen siempre le produce una especial excitación. Una estancia revuelta, cajones abiertos, objetos esparcidos por el suelo. No falta la presunta arma homicida que aparece abandonada sobre la alfombra y por supuesto, ocupando un lugar preeminente, el cadáver, que yace ensangrentado en decúbito supino. Una composición fascinante para cualquiera que ame la criminología y una foto que podría formar parte de un sumario incoado por asesinato y sobreseído por la falta de un autor conocido. Un crimen perfecto.

El minucioso artista mira el reloj. Parece que se le ha pasado el tiempo volando. Su mujer está a punto de llegar. Tiene que darse prisa en recogerlo todo, poner cada cosa en su sitio, limpiar las manchas que quieren parecer de sangre y desinflar al muerto para volver a guardarlo en el trastero.



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