Lo que no pudo ser

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La foto de boda de los abuelos debería presidir en sepia el gran salón familiar. Desde ella, la abuela nos miraría con altivez coronada de azahares y el abuelo, triunfante, dibujaría una sonrisa en su rostro curtido de trabajo y sol. Nadie llegó a explicarse cómo él, un pobre jornalero, pudo alcanzar el corazón de niña rica que en ella latía, pero lo cierto es que la abuela nunca amó a ningún otro hombre, ni el abuelo a otra mujer tanto como a ella. Sólo por merecerla se embarcó rumbo a ultramar dispuesto a conseguir la fortuna que le abriese la puerta de la casa grande donde ella, atrapada en los usos de su tiempo, le esperaría sentada al piano acariciando habaneras con dedos de marfil. Y en la triste distancia sin olvido, unas fiebres malditas convirtieron el afán de vida del abuelo en un silencio de tierra al abrigo de la sombra sagrada de una ceiba. La abuela, fiel a su promesa de amante, quedó en esta orilla para siempre aferrada al sueño roto y sus descendientes, la gran familia que de ellos habría nacido, nos quedamos en el limbo de lo que no pudo ser.

Escrito para estanochetecuento.com. Un relato con un máximo de 200 palabras en el que la fotografía ocupe un lugar.

Foto: Pixabay

1 comentario:

José Antonio dijo...

Un relato muy propio de ti, de finales inciertos y descolocantes.