Ochocientos adioses

Pasó la vida surcando los azules caminos del mar. Cada vez que regresaba con el rostro curtido de salitre y sol, traía un reloj marcando la hora de algún puerto nuevo en el que había atracado. Coleccionaba así las horas del mundo como el viejo reloj del parque lleno de sueños de su Betanzos natal. Y a pesar de tantas latitudes, cada uno de aquellos mecanismos palpitaba en un único tic tac. Era, decía, el latir sincronizado de todas las enamoradas a las que, con la falsa promesa de volver, había despedido en algún lejano malecón. Casi ochocientos adioses antes de perderse en la soledad del horizonte sin conocer más amor que el de paso y sin saber, pobre ingenuo, que son las mujeres que ven salir a los barcos las que mejor saben olvidar. 


Relato ganador en la "IX Quedada Microrrelatista" Modalidad presencial. Galicia 2019. 
(Inspirado en una de las fotos de Betanzos propuesta. Reloj múltiple del Parque del Pasatiempo, que trata de reflejar 41 usos horarios en torno a la esfera central que marca la hora de Buenos Aires, ciudad a la que emigraron los hermanos García Naveira. Estos hermanos regresaron con una importante fortuna que invirtieron en beneficio de su Betanzos natal. El microrrelato está basado en la imagen, sin que en ningún momento se intente aludir a estos estos personajes reales).

1 comentario:

Elena Bethencourt dijo...

Me encanta. No me canso de leerlo.